Hace unos días, mientras revisaba un interesante artículo del Dr. T. Palmer del libro ¿Autocontrol o Control Estatal? Tú decides, de Students For Liberty, llegaron a mi memoria las distintas fases de los procesos de cultivos de ciclo corto, como el tomate, el pimentón y la cebolla que me tocó estudiar alguna vez. En aquel entonces, comprendí que las fases de dicho proceso podían dividirse en cuatro: preparación de la tierra, proceso de siembra, mantenimiento del cultivo y la recolección o cosecha.
De lo anterior, surgió la idea de intentar parafrasear al Dr. Palmer buscando comprender con una mayor claridad una interesante frase que pude leer en citado libro: “Las personas y las sociedades pueden cultivar la facultad de autocontrol a través del tiempo y, de esa manera, disminuir los índices de violencia” de Steven Pinker.
Por esta razón he tomado la determinación de sumergirme en la revisión de dichos contenidos como una forma de comprender el cultivo del autocontrol. Es decir, analizar cómo éste puede cultivarse, abonarse y mantenerse como una fuente inagotable de una vida de libertad y de prosperidad para todos en una sociedad moderna.
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En ese orden de ideas, el Dr. Palmer afirma que la libertad es un derecho humano universal que debe considerar la responsabilidad de respetar la libertad de los demás, aún cuando algunos puedan ver o percibir que el autocontrol contribuye a formar personas egoístas y solitarias que abandonan la vida social para convertirse en seres altamente independientes.
Sin embargo, nada está más lejos de la realidad para el autor antes citado, dado que considera que los individuos con altos niveles de autocontrol pueden convivir mejor en la interacción social, ya que el compartir social hace a las sociedades más complejas y como tal requieren una mayor capacidad de cada uno de sus miembros. En otras palabras, afirma que, un mayor autocontrol mejora el proceso de civilización de la humanidad.
Si bien es cierto que, el autocontrol ha sido un tema de reflexión de la humanidad desde tiempos remotos y que ha considerado distintos enfoques y diferentes corrientes de pensamiento filosófico y religioso, para el estudio de este interesante tema, necesariamente tenemos que partir de las primeras consideraciones de la llamada “fuerza de voluntad” que le permitía a los humanos librarse, desde el punto de vista religioso, de las tentaciones del pecado.
Además, debemos considerar algunos aspectos relacionados al proceso de aprendizaje analizados por Aristóteles, quien percibió el asociar a un conocimiento previo como un elemento facilitador de una mayor comprensión de las nueva ideas. Por lo tanto, sostuvo cuatro clases de conexiones que ayudarían a mejorar la memoria: contigüidad de una idea con otra, sucesión de ideas en una serie, similitud de ideas y contraste de ideas.
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Del mismo modo, el Dr. Palmer afirma que el cerebro es capaz de cambiar y modificar la forma de aprender a lo largo de la vida, es decir, a medida que se incorporan nuevas ideas a las estructuras mentales los humanos pueden moldear con mayor facilidad sus propias vidas y transformarse en las personas que deseen ser.
Es allí donde el autocontrol pasa a jugar un papel interesante en la persona y en la sociedad. Aún cuando lograr esos cambios requiere de un esfuerzo constante y de un consecuente convencimiento de que el autocontrol genera beneficios para las personas al lograr un nivel de vida mejor, además de adquirir una mayor capacidad de visualizar maneras y formas de alcanzar una mayor libertad y mayores derechos legítimos para una convivencia armónica en sociedades libres.
A tal efecto el autor antes citado, enfatiza que el autocontrol es algo que se puede desarrollar, que podemos aprender y que podemos incorporar a nuestro modo de vida. Convencernos que un mayor autocontrol nos ayuda no solo a vivir, sino también a dejar vivir a los demás.
Un mayor autocontrol nos ayuda comprender mejor el principio de libertad, permite convencer a los políticos y gobernantes que somos capaces de tomar nuestras propias decisiones y de asumir la responsabilidad y las consecuencias de nuestras acciones. Un mayor autocontrol permite estar atentos a los intereses y derechos de los demás, a cooperar en forma voluntaria para el beneficio propio, de la familia, de la comunidad y también de la humanidad. Esto asusta a los políticos. Sembrando autocontrol cosecharemos libertad.
Palmer, T. (2016). ¿Autocontrol o Control Estatal? Tú decides. CATO Students For Liberty. ATLAS.
Por Joel Alberto Torrez.

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