Ser rico es más que disponer de grandes cantidades de dinero. No es la simple acumulación de capital. El obtener dinero para guardar y guardar no tiene sentido. De hecho, hay personas que poseen dinero pero no disfrutan de bienestar o de riqueza, como la llaman algunos. El ser humano trabaja para obtener dinero y del uso apropiado del mismo logrará su bienestar físico, mental y espiritual, y el de su familia.
La disponibilidad monetaria significa estabilidad económica y emocional, al permitir que haya seguridad para cubrir las necesidades básicas de alimentación, vivienda, vestido, salud y educación. También permite el disfrute recreacional y el confort, que le ofrecen los tantos adelantos del mundo moderno que se han logrado, gracias al crecimiento del capitalismo moderno, del libre mercado. Pero este bienestar, que lo llamaré “riqueza material”, va más allá del confort físico, cuando se da apoyo y ayuda a otros, para que surjan y salgan adelante. Esto permite enriquecer el espíritu por esos actos de solidaridad y generosidad voluntarios.
Lectura recomendada: ¿Qué es el Dinero?
Es conveniente señalar lo expresado por la economista e historiadora Deirdre McCloskey en su artículo “La Libertad y la Dignidad explican el Mundo Moderno” (pp. 47-51) con respecto a que los adelantos del mundo moderno no son el resultado de causas materiales como la inversión, altos porcentajes de ahorro, el robo, la esclavitud o el imperialismo, como lo explica la antigua visión convencional. Dichos adelantos se deben al cambio de mentalidad de las personas con respecto a los demás, al cambio en la forma de pensar con respecto al comercio y la innovación. En su artículo, McCloskey comenta el escarnio público al que eran sometidos quienes se arriesgaban a comprar y vender cosas para vivir, e igualmente los que innovaban. Eran llamados tramposos pecaminosos.
Tiempo después hubo cambios, agrega la escritora. Holanda e Inglaterra fueron los primeros. Las revoluciones y movimientos de reformas de Europa entre 1517 y 1789 les dieron voz a personas comunes. Se comenzaron a admirar a los emprendedores, a ver con buenos ojos a la clase media, a quienes se les permitió innovar y prosperar. El lema era “Permítame innovar y ganar montañas de dinero en el corto plazo, con mi innovación, y en el largo plazo los haré ricos”.
Y eso ocurrió. El cambio de mentalidad, el cambio de actitud, las ideas innovadoras y creativas permitieron que a partir de la revolución industrial surgieran grandes inventos, grandes obras que han contribuido desde entonces a mejorar la vida del ser humano, en especial después de los siglos XIX, XX y lo que va del XXI. Ha significado grandes avances en todas la áreas del saber. Ha mejorado la educación, la salud y la expectativa de vida. Todo esto es parte de la riqueza del hombre, de las sociedades y del mundo.
De interés: Erradicar la pobreza, no demoler la riqueza
Preguntémonos ¿disponer de toda esa riqueza es malo?, ¿disponer de dinero para disfrutar de bienestar es malo? Me imagino la respuesta es un rotundo no. Todo ser humano es responsable de su bienestar y el de su familia. Al nacer, el Creador nos dotó a diferencia de los demás seres vivos, de inteligencia, habilidades, destrezas y talentos que tenemos el deber de desarrollar, para ser útiles a nosotros mismos y a la sociedad. Así que la educación, la adquisición de conocimientos aplicables a la innovación y a la solución de necesidades, la adquisición de una formación profesional, el aprendizaje de un arte o de un oficio nos permitirá generar ideas, crear e innovar, a esto lo denomino “riqueza intelectual”.
Para producir la riqueza material hay que adquirir primero una riqueza intelectual, valores, actitudes positivas hacia la continua formación y el trabajo. Todos tenemos el deber de procurar estos tipos de riqueza.
Ser rico, utilizar el dinero logrado con esfuerzo, con ideas, con trabajo no es para nada algo malo. Es una necesidad, es un deber, una responsabilidad de cada quien.
Por Neley Rueda Ramírez.

What do you think?