La crisis del coronavirus se originó Wuhan, un enclave político, financiero y cultural del gigante asiático. Al mismo tiempo, de ese país también surgieron las medidas para atender la crisis sanitaria que han estancado todas las economías del mundo menos una.
Recientemente, en conversación sostenida en el canal Palabra Pública, Adam Bartha, director de Epicenter, un centro de información de políticas públicas en Europa, hizo una declaración bastante obvia pero que no deja de ser preocupante. Bartha explicó que mientras muchos países latinoamericanos están mirando a Europa, el Viejo Continente mira a China. «En lo referente a las políticas de de salud pública, la mayoría de los países europeo , decidió implementar las mismas políticas que China». Es decir, cierres de emergencia y cuarentenas muy estrictas.
¿En qué ha resultado todo eso para Europa? En un desastre económico. Una profunda recesión de la cual va a costar recuperarse. En ese sentido, Bartha explica que la lógica que siguieron los países más afectados con más casos de COVID-19 fueron los que aplicaron políticas de cierre y aislamiento más severas. Todos tienen contracciones de su economía por el orden de los dos dígitos.
Allí entran Francia, Italia, Reino Unido, España, todos enfrentan una recesión que implica que al menos el 10% de su economía desapareció en el 2020. «Es un número increíblemente alto. Si miras a la crisis financiera [del 2008], no tienes número similares y solo se alcanzaron en el transcurso de un período de tiempo mayor», dice Bartha. En contraste, seguir los mismos lineamientos que el régimen de Beijing ordenaba no rindió los mismos resultados en Europa que en China. Al menos en lo que se refiere al desempeño de la economía.
China en la dirección opuesta
China fue la única gran economía del mundo que creció en 2020. El producto interior bruto (PIB) chino creció un 2,3% en 2020. Al menos según datos oficiales de ese país. Fue la única nación que resistió a la pandemia de la Covid en un contexto de contracción económica mundial. Sin embargo, la cifra es reportada como la más baja desde 1976. En ese sentido y somete al país a una serie de presiones porque el país necesita crecer permanentemente para sostener el modelo de capitalismo controlado por el estado.
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En el último trimestre del año, el PIB chino se elevó un 6,5% interanual. De esa manera consolidaba el camino de la recuperación tras el desplome del 6,8% entre enero y marzo. Los peores meses de la pandemia fueron las semanas de parálisis económica tras el Año Nuevo lunar.
La influencia china no se circunscribió exclusivamente a Europa. Las autoridades sanitarias de Estados Unidos también siguieron el modelo de Beijing muy de cerca para poder tomar decisiones.
A principios de marzo, el polémico Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas se convirtió en una herramienta propagandista del Partido Comunista Chino. Participó en un evento con un experto chino que fue replicado incansablemente por los medios estatales chinos.
El evento sirvió apara atacar a los Estados Unidos y llamados a restricciones draconianas más devastadoras para «combatir» COVID-19. El Dr. Zhong Nanshan, uno de los principales «expertos» de la Comisión Nacional de Salud de China compartió un panel con Fauci.
En sus comentarios, Zhong criticó a la Administración Trump y a Estados Unidos en general, pero elogió a la Administración Biden por volver a unirse a la OMS. El funcionario chino compartió información demostrablemente falsa sobre la respuesta y las estadísticas de COVID-19 de China, y afirmó que el brutal bloqueo de Wuhan por parte de China resultó en que China ganara su batalla contra COVID-19.
Y ese es el otro balance negativo de que Occidente haya seguido a China en su respuesta a la pandemia. Las libertades fundamentales de todos los ciudadanos han sido peligrosamente vulneradas en los países del llamado mundo libre. La liberta de tránsito, la libertad de expresión, la libertad de empresa, entre otras han sido supeditadas a las prioridades establecidas por los gobiernos en sus intentos por contener los contagios. Y así, un peligroso camino hacia modelos de gobierno autoritarios se ha cimentado sobre la base del supuesto bien común de resguardar la salud de las personas.
Mira la entrevista completa con Adam Bartha, director de Epicenter aquí:

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