Una virtud es un valor, una fuerza, un poder o potestad de obrar. Es proceder con integridad y rectitud en las intenciones.
A continuación, producto de mis lecturas, entre ellas “La Moralidad del Capitalismo”, editada por el Dr. Tom Palmer, menciono y describo brevemente, algunas de las virtudes del Capitalismo de Libre Mercado.
Para emprender y generar riqueza se requiere, entre otras, disciplina, responsabilidad, ética y formación. Ello implica adquisición de conocimientos, desarrollo de habilidades, destrezas y de talentos, relacionados con el emprendimiento, los cuales se colocan al servicio de la sociedad, de los consumidores o clientes. Esta formación hace posible el ofrecer bienes, servicios, tecnologías y productos de alta calidad y excelencia, es decir de alto valor para los clientes. Parte de la ética del emprendedor está representada en estas cualidades, ellas son requisito necesario para ganarse y mantener la confianza y lealtad de los consumidores y lograr así, la supervivencia de la empresa. Sin los clientes las empresas no pueden crecer, actualizarse, innovar, experimentar y continuar ofreciendo mejores productos y servicios.
El Capitalista de Libre Mercado respeta normas y reglas. Respeta los derechos de las personas con quienes está asociado libremente, respeta la propiedad de otros. No roba, no saquea, no dice mentiras para engañar y tomar ventaja de otros. No asume comportamientos que impidan el trabajo a otras personas. Estas conductas negativas le hacen perder la confianza, credibilidad y el respeto de sus socios.
Para el Capitalismo, según John Mackey, (empresario, cofundador de Whole Food Market, entrevistado por el Dr. Tom Palmer), no es suficiente el interés propio para emprender. El ser humano es complejo y hay muchas motivaciones que pueden estar presentes en su actuación. Obviamente, se requiere el interés propio, pero generalmente, éste va de la mano con otro(s) motivo(s) como el interés por el bienestar familiar, de la sociedad en que se vive, interés por el bienestar de los animales y del medio ambiente, así como cooperar por el logro de un mundo mejor. Todo esto trasciende, va más allá del interés propio.
Las empresas exitosas crean valor para todos los grupos que hacen posible su existencia: clientes, empleados, proveedores, inversores y comunidad. Lo importante de estas empresas capitalistas de libre mercado es que se basan en el intercambio voluntario para beneficio mutuo. No hay coerción alguna para que los clientes compren lo ofrecido, el anzuelo es que lo ofrecido les soluciona algún problema, necesidad, anhelo o deseo; los empleados laboran allí voluntariamente, lo más seguro es que les atrae el salario, los beneficios y el ambiente laboral; los proveedores ven en su relación con la empresa, la posibilidad de crecer y crear riqueza; los inversores confían en el manejo y crecimiento de sus acciones mientras que la comunidad cuenta con el apoyo de estas empresas cuando lo requiere. Es un dar y recibir en el que todas las partes se necesitan y benefician a la vez.
La generosidad, el altruismo voluntario es una virtud común en los Capitalistas de Libre Mercado. Es una manera de ayudar a personas necesitadas. A través de fundaciones, facilitan microcréditos para que personas muy pobres, tanto a nivel nacional como de países lejanos, inicien sus emprendimientos y comiencen su camino al desarrollo.
La competencia permite poner a prueba, experimentación y adaptación las ideas, productos y servicios, a las continuas situaciones cambiantes del mundo moderno. Exige a las empresas estar alerta sobre dichos cambios para responder las demandas de los consumidores. Está demostrado que las empresas competitivas tienen mayor rendimiento que las centralizadas o monopolísticas. Sin embargo, la competencia requiere de la cooperación de otros, para lograr sus propósitos. Se logra más en asociación libre y voluntaria, con otras personas, que en forma individual. Esto lo tiene en cuenta el mercado. De allí el beneficio mutuo.
La libertad y dignidad son valores producto del cambio en la manera de pensar sobre el comercio, los negocios, la innovación y las ganancias. Antes de la Revolución industrial, las personas que vendían, compraban e innovaban para vivir, eran mal vistas y calificada como tramposas pecaminosas. Al cambiar la mentalidad de los occidentales, se permitió innovar. Esto dio como resultado, grandes avances en todas las áreas del quehacer humano que han hecho posible, el mundo moderno en el que vivimos. Todo ese enriquecimiento producto de las ideas, del cambio en la manera de pensar, le dio dignidad a las personas y permitió además, el disfrutar de las libertades modernas.
Actualmente, la diferencia entre países ricos y países pobres se explica en términos de la aplicación de políticas de libre mercado o no aplicación de las mismas. Siendo los primeros países los que más se adhieren al libre mercado. Queda en la conciencia de los políticos y gobernantes, el permitir que sus ciudadanos y su país, logren el bienestar, desarrollo y riqueza que se merecen mediante la aplicación de políticas económicas de libre mercado. El sistema capitalista, aun cuando no pude ser considerado perfecto, es el que ha permitido el progreso de mayor cantidad de personas a escala global, las otras filosofías políticas las dejo a su libre interpretación.
Por Neley A. Rueda Ramírez, Ph.D

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