Desde la aparición de la tecnología, el hombre ha buscado integrarla a sus quehaceres cotidianos para facilitar y mejorar su desempeño dentro de sus actividades. Resulta lógico pensar que los primeros interesados en implementar soluciones tecnológicas para la mejora de sus procesos internos o productos son las empresas, puesto que el uso de estas herramientas permite optimizar considerablemente una gran variedad de procesos administrativos, contables, productivos y de ventas, entre otros.
En consecuencia, tras estar la tecnología en auge, y al estar en constante desarrollo nuevas tendencias que van desplazando patrones de comportamiento que habían regido a la sociedad durante los últimos años, se han ido transformando procesos netamente tradicionalistas desde su concepción y han pasado a formar parte de una sinergia entre la tecnología y los actores involucrados para garantizar la eficacia. Un claro ejemplo pueden ser los avances tecnológicos en medicina, educación y comercio, que actualmente permiten realizar estrategias de seguimiento, aprendizaje y comunicación que hace 15 ó 20 años eran impensables.
Me gustaría abordar el tema del comercio electrónico como un elemento que ha reinventado el mercado venezolano actual de una manera algo drástica debido a la pandemia por Coronavirus: desde el pequeño negocio sin conocimiento en redes sociales o herramientas digitales se ha visto en la necesidad de sumarse a esta tendencia para subsistir y destacar sobre su competencia. Hablando de redes sociales, resulta interesante debido a la cantidad de negocios de un mismo rubro que se consiguen en la misma red: ¿Cuántos negocios de repostería vemos en Instagram actualmente? Sin embargo, observo con preocupación cómo existe una distorsión acerca de qué es realmente el comercio electrónico. La mayoría de las personas cree que el término se reduce a ventas vía redes sociales cuando, en realidad, estas son solo una herramienta que permite potenciar el comercio electrónico a su máximo nivel.
El fundador de eBay, Pierre Omidyar, afirma que “las personas ya estaban haciendo negocios entre sí a través de Internet con los tablones de anuncios. Pero con la Web, podríamos hacerlo interactivo, podríamos crear una subasta, podríamos crear un mercado real.” Esto ilustra claramente el hecho de cómo en el comercio electrónico están involucrados factores de (según mi criterio) “difusión masiva de información” para lo cual las redes sociales son excelentes aliadas.
Sin embargo, ¿qué involucra realmente el comercio electrónico? O, dicho de otro modo, ¿qué hace que el comercio electrónico tenga características tan peculiares que sea necesaria su diferenciación de los procesos de compra/venta de bienes y servicios por redes sociales? El e-Commerce constituye un factor algo más complejo que simplemente ofertar productos y servicios por una plataforma digital (este es el común concepto predefinido que tiene la mayoría en sus mentes), puesto que involucra otros múltiples factores que también están presentes en el comercio tradicional que todos conocen, por ejemplo, es necesario tener segmentado el mercado al cual se quiere llegar, ya que los productos que se ofrecen vía online, a pesar de estar al alcance de todos, no siempre están orientados a todo el público, si no que van a un target específico.
Otro aspecto que resulta clave es el acceso a la información por parte de terceros. Acá juegan un papel fundamental las herramienta que ayuden a la difusión, desde páginas webs hasta redes sociales y, por último, se necesitan métricas de valor, que permitan la toma de decisiones que impacten a la empresa con datos estadísticos que ayuden a trazar metas y estrategias.
El comercio electrónico representa una gran oportunidad de progreso y evolución para la sociedad; en el caso venezolano, aún se está moldeando para adaptarse a los procesos socio-culturales del país, ya que el fenómeno se ha dado de una forma repentina como alternativa para superar brechas existentes y lograr percibir ingresos que permitan cubrir necesidades básicas.
A pesar de que los recientes avances han sido prometedores, el comercio electrónico en Venezuela necesita mayor estabilidad, seguridad y confianza por parte de los involucrados, algo complicado en medio de la crisis que se vive.
Creo que, a futuro, esta situación terminará ayudando a que los comercios aprendan a explotar las bondades del mundo tecnológico, de manera que puedan construir desde las cenizas un imperio digital consolidado, que gane la confianza del venezolano común para no solo adquirir bienes y servicios por plataformas electrónicas, sino que lo prefiera en lugar de comercios físicos, pues la era digital está bastante avanzada y, estoy seguro de que en un futuro será prácticamente obligatorio que toda empresa, comercio o comerciante disponga de un espacio en la web para ofertar sus servicios cómodamente.
Por Emiro González
Embajador de Econintech

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