La no celebrada historia del éxito económico de Nueva Zelanda
Cuando actualizaba y revisaba la data sobre la Libertad Económica Mundial, comenté que Nueva Zelanda merecía elogios “por las grandes reformas en la correcta dirección”. Cuando digo grandes reformas, no es exageración.
En el pasado, en 1975, el puntaje de Nueva Zelanda en Libertad Económica en el Mundo (EFW) fue sólo 5.60. Al colocar esto en perspectiva, el puntaje de Grecia hoy día es de 6.93 y el de Francia 7.30. En otras palabras Nueva Zelanda era una economía cuya planificación y control estaba altamente estatizada hace 40 años, con un grado de libertad económica similar al de Etiopía hoy en día y por debajo de los puntajes que vemos en los países no libres como Ucrania y Pakistán.
Luego las políticas comenzaron a moverse en la dirección correcta, especialmente entre 1985 y 1995, el país llegó a ser una Meca para las reformas orientadas al mercado. El resultado neto es que el puntaje de Nueva Zelanda mejoró dramáticamente y ahora está ubicado confortablemente en el tope 5 en Libertad Económica, por debajo de Hong Kong y Singapur.
Para apreciar lo que ocurrió en Nueva Zelanda, revisemos partes de un discurso pronunciado en el 2004 por Maurice McTigue, quien ocupaba un puesto en el Parlamento de Nueva Zelanda y tuvo varias posiciones ministeriales.
El comienza con una descripción de la terrible situación existente, previa a la gran ola de reformas:
En Nueva Zelanda el ingreso per cápita en el período previo al de finales de los años 1950, ocupó justo el tercer lugar en el mundo, detrás de Estados Unidos y Canadá. Pero, para 1984, su ingreso per cápita se había hundido al puesto 27 a nivel mundial, justo al lado de Portugal y Turquía. No sólo eso, además el porcentaje de desempleo era de 11.6%, tuvimos 23 años sucesivos de déficits (algunas veces llegando tan alto como un 40% del PIB), nuestra deuda había crecido a un 65% del PIB y nuestras clasificaciones crediticias estuvieron continuamente degradadas. El gasto gubernamental estuvo en un 44% del PIB, el capital de inversión existió en grandes cantidades y el control gubernamental y el micromanagement fueron difusos en cada nivel de la economía. Tuvimos control de cambio lo que significó que, no pude comprar una subscripción de la Revista El Economista sin el permiso del Ministro de Finanzas. No pude comprar acciones de una compañía extranjera sin renunciar a mi ciudadanía. Había control de precios en todos los bienes y servicios, en todas las tiendas y en todas las industrias de servicio. Había control de salarios y congelación de salarios. Yo no pude pagar a mis empleados más –o darles bonos- si quería hacerlo. Había control en la importación de bienes que podía adquirir. Había niveles masivos de subsidios a la industria para mantenerla viable. Los jóvenes se fueron en multitudes.
Luego, Maurice discute las diversas reformas orientadas al mercado que aplicaron, incluyendo control en los gastos.
Lo más impresionante es que Nueva Zelanda disminuyó dramáticamente las burocracias gubernamentales.
Cuando iniciamos este proceso en el Departamento de Transporte habían 5.600 empleados. Cuando terminamos, quedaron 53. Cuando comenzamos con el Servicio Forestal, éste tenía 17.000 empleados. Cuando terminamos, tenía 17. Cuando aplicamos el proceso al Ministerio de Trabajo, habían 28.000 empleados. Yo era el Ministro de Trabajo y terminé siendo el único empleado…si tú me dices “pero Ud. acabó con todos los empleos” –bien, no es cierto. El gobierno no siguió dando empleos en esos cargos, pero la necesidad de esos trabajos no desapareció. Visité algunos de los antiguos empleados forestales, algunos meses más tarde, quienes habían perdido su trabajo gubernamental, y ellos estaban bastante felices. Me informaron que ahora ganaban cerca de tres veces más de lo que ganaban en la categoría superior de su trabajo anterior y estaban sorprendidos de darse cuenta que podían ganar un 60% más de lo que obtenían antes!.
Y hubo mucha privatización
…vendimos telecomunicaciones, aerolíneas, servicios de irrigación, servicios de computación, oficinas de imprentas gubernamentales, compañías de seguros, bancos, vigilancias, hipotecas, trenes, servicios de bus, hoteles, empresas navieras, servicios de consejería agrícola. Lo importante fue que al vender esos bienes, su productividad subió y el costo de esos servicios bajó, significando, mayores ganancias para la economía. Más adelante, decidimos que otras agencias debían ser manejadas como empresas productoras de ganancias y de impuestos pagaderos para el gobierno. Por ejemplo, el sistema de control de tráfico aéreo se convirtió en una sola compañía, dadas las instrucciones de que debía producir un porcentaje aceptable de retorno y pago de impuestos, e informado de no poder aceptar inversión alguna de capital de su propietario (el gobierno). Hicimos esto con cerca de 35 agencias. Eso costaba todo junto, cerca de un billón de dólares por año; ahora todo eso produce cerca de un billón de dólares por año en ganancias e impuestos.
Igualmente de impresionante, Nueva Zelanda eliminó todos los subsidios agrícolas…..y obtuvo excelentes resultados.
…en la medida en que se retiró el apoyo gubernamental de la industria, se predijo habría un éxodo masivo de la gente. Eso no sucedió. Para darle un ejemplo, perdimos sólo cerca de 0.75% de las empresas agrícolas y éstas eran de personas que no habían estado trabajando en esa área. Adicionalmente, algunos vaticinaban un mayor movimiento a trabajar en compañías en lugar de hacerlo en granjas familiares. Pero, hemos visto exactamente lo contrario. Las corporaciones agrícolas se fueron y las granjas familiares se expandieron.
Maurice también tiene en sus artículos, un gran segmento sobre las reformas educativas, las cuales incluían la selección de escuelas.
Pero, como soy un Fiscal Suplente de Políticas, quiero resaltar este párrafo sobre reformas en los impuestos.
Nosotros redujimos el porcentaje de impuestos a los salarios altos de 66 a 33 porciento y fijamos ese porcentaje básico único para los que ganaban altos salarios. Sumado a esto, se bajó de 38 a 19 por ciento el impuesto para los de bajo salario y éste fue el porcentaje de impuesto único para este grupo. Luego, establecimos un porcentaje de impuesto al consumo de 10 porciento y eliminamos todos los demás impuestos -impuestos a las ganancias de capital ,impuesto a la propiedad, etc.- Diseñamos cuidadosamente este sistema para producir las mismas ganancias que se obtenían antes y lo dimos a conocer al público como un juego que suma cero. Pero lo que sucedió fue que recibimos 20 por ciento de mayor ganancia que antes. ¿Por qué? No habíamos permitido el crecimiento voluntario e individual.
Y asumo que las ganancias subieron debido a la Curva de Laffer, un tipo de feedback económico. En la medida en que un mayor número de personas tiene empleos y ganan salarios más altos, en esa medida el gobierno obtiene una parte de esa ganancia adicional.
Demos una mirada a lo que Nueva Zelanda ha hecho para controlar la carga en gastos gubernamentales.
Si Ud. revisa mi cuadro de la Regla de Oro de historias exitosas, verá que el país obtuvo grandes resultados con el congelamiento de gastos durante cinco años en los inicios de 1990. El gobierno disminuyó sustancialmente los gastos como una contribución al PIB.
Luego por muchos años, la carga por gastos fue relativamente estable como una contribución al resultado económico, antes de subir cuando la recesión golpeó al final de la pasada década.
Pero mire lo que ha sucedido desde entonces. El gobierno de Nueva Zelanda ha impuesto restricciones genuinas al gasto, el cual ha subido en promedio, anualmente un 1.88 % según data del FMI. Y debido al cumplimiento de mi Regla de Oro (significando que el gasto gubernamental está creciendo más lento que el del sector privado), el resultado neto según data del OECD es que la carga del gasto gubernamental está disminuyendo en relación con el tamaño del sector productivo de la economía.
(Continuará…)
Escrito por: Daniel Mitchell.
Traducción hecha por: Neley Rueda R, Ph D.

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