Contra el saqueo de recursos y capital que se promueven desde el llamado «sector público» solo se puede oponer la esfera de lo privado y la creación de empresas que en lugar de acaparar la riqueza, como lo hacen los políticos, la distribuyan en la sociedad.
Esta semana la opinión pública mundial fue sorprendida con un nuevo descubrimiento de documentos que expusieron movimientos de dinero provenientes de corrupción, narcotráfico y otras actividades ilícitas.
Operaciones que suman cerca de un millón de millones de dólares, hechas a través de reputados bancos internacionales, y que retratan que las múltiples regulaciones que existen sobre la banca internacional, el crimen organizado siempre encuentra maneras.
Sin embargo, las transacciones prendieron alarmas en la banca estadounidense. Y como les dicta la norma, los bancos las notificaron.
Se generaron así unos 2.100 reportes de actividad sospechosa que fueron a la Financial Crimes Enforcement Network (FinCEN) una dependencia del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Lo mejor que pasó con esa información es que se filtró. El portal Buzzfeed la obtuvo, la compartió con el Consocio Internacional de Periodistas de Investigación y se ha ido publicado de a poco en medios de todo el mundo.
JPMorgan Chase, HSBC, Standard Chartered Bank, Deutche Bank y Bank Of New York Mellon han movido “asombrosas sumas de efectivo ilícito para personajes sombríos y redes criminales que han extendido el caos y socavado la democracia en todo el mundo”, según con el reporte del ICIJ.
Las menciones a Venezuela no sorprenden. Hay estimaciones del saqueo que la clase política ha perpetrado en ese país y las astronómicas cifras ya se han convertido en algo habitual para los venezolanos.
JPMorgan, el banco más grande con sede en Estados Unidos, movió dinero para personas y empresas vinculadas al saqueo masivo de fondos públicos Venezuela.
En la filtración, hay menciones al consultor financiero especialista en hacer operaciones con permutas de bonos venezolanos que se compraban en bolívares y se vendían en dólares.
También hay referencias a los llamados “bolichicos” y su fraude con la modernización del parque de generación eléctrica en Venezuela. Igualmente se habla testaferros de importantes capos de la más alta cúpula del chavismo.
Dinero robado a programas sociales y proyectos de corrupción impulsados desde el estado. En síntesis, más de lo que ya conocemos.
La esfera de la corrupción es estatal
Los medios de comunicación reportan los hechos pero poco han dedicado a reflexionar sobre el común denominador de toda la corrupción revelada en la filtración.
Y eso es el estado. En todos los países siempre es el estado. Pero circunscribiéndose al caso venezolano estrictamente vemos como a través del estado se promueve, se esconde, se potencia y finalmente se blinda la corrupción.
El estado provee el dinero para la corrupción. Crea las políticas que sirven para esconder el robo. Genera los mecanismos para que se roben los fondos. Por último, termina protegiendo a los ladrones y además crea propaganda para justificar el expolio.
Prácticamente, todos los fondos que se consideran “públicos” son solo un botín para los más atrevidos, los menos escrupulosos, los más ambiciosos y moralmente reprobables.
La única manera de combatir la corrupción es reduciendo la esfera de lo público. Desarmar la capacidad interventora del estado y despojarlo de los medios de producción que controla. Sobre todo, privarlo del control de la emisión de moneda.
Todas las propuestas de Econintech apuntan a eso. A desarmar al estado tal y como lo conocemos hoy y darle espacio a la libertad y a la responsabilidad de los individuos que hacen vida en la sociedad.
Y más allá de las propuetas, el trabajo de los fellows de la organización está enfocado en promover el emprendimiento, con el entendimiento que solo los empresarios, con toda su creatividad y capacidad de organizar los factores de producción de manera más productiva, son los los únicos que pueden enriquecer a una sociedad.

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