Todos los ciudadanos o empresas deben, por ley, colaborar con los aparatos de inteligencia de Beijing.
La administración Trump no exagera cuando ha ordenado que empresas estadounidenses se abstengan de hacer negocios con Huawei.
La orden ejecutiva firmada por el presidente norteamericano habla de adversarios extranjeros que están creando y explotando vulnerabilidades en las tecnología de la información y la comunicación. Sin nombrarlos nunca directamente, Trump habla de Huawei, ZTE y de China.
Las alarmas en torno a la amenaza escondida de China empezaron a activarse en 2017. Ese año el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, el congreso de ese país, redactó y aprobó en tiempo récord una Ley Nacional de Inteligencia.
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Con un lenguaje ambiguo, esa ley tiene un artículo que, básicamente, es el centro de toda la preocupación sobre Huawei.

El artículo 7 dice: «Cualquier organización o ciudadano de apoyar, asistir y cooperar con el trabajo de inteligencia del estado».
Para sembrar más dudas, la ley no define qué es «inteligencia» o «trabajo de inteligencia», creando un amplio rango de acción para los funcionarios del Partido Comunista Chino.
Huawei, por ley, está obligada a espiar al gobierno y los ciudadanos de los Estados Unidos de América. El único país que se interpone en el camino de dominación mundial de China.
Lo que se teme es que Huawei instale puertas de acceso, sin conocimiento del usuario en sus dispositivos, que permitirían al espionaje chino acceder a información sensible de sus clientes.
Y no se trata de individuos que se verian afectados, sino industrias e incluso ramas del gobierno.
La defensa de Huawei
El presidente fundador Ren Zhengfei, ha tratado de desestimar las preocupaciones de varios países de Occidente.
En una entrevista con CBS, dijo: «…nunca participamos en espionaje y no permitimos que ninguno de nuestros empleados hacer algo aasí. Y absolutamente no instalamos backdoors. Aún cuando las leyes chinas nos lo requirieran, lo rechazaríamos firmemente».

No importa cuanto insista Zhengfei en esto, es muy difícil creer que se atreva a desafiar al aparato político y militar del PCCh.
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Huawei es lo que es gracias a su relación con la alta cúpula del Partido Comunista Chino. Como todas las grandes empresas de ese país.
Además, Zhengfei es un ex militar. Viene del Ejército de Liberación del Pueblo, en el que fue oficial.
Igualmente, el gobierno de Beijing, cerró el país para toda posible competencia exterior a mediados de la década de 1990. A Huawei se le calificó como un «campeón nacional» y se le entregó prácticamente todo el país para que lo explotara como un mercado exclusivo.
Entonces, ¿cómo podrían negarse a cumplir alguna orden del PCCh? Y si lo hicieran, serían encarcelados y el siguiente al mando cumpliría la orden.
Mientras tanto, EE.UU. endurece su postura y esta semana impuso restricciones de viaje a ejecutivos de Huawei. La medida es un castigo por la participación de esa empresa como proveedor de tecnología para la persecución contra el pueblo musulmán uigur en la provincia de Xinjiang.
«Las empresas afectadas por la acción incluyen a Huawei, un brazo del estado de vigilancia del PCCh que censura a los disidentes políticos y permite campos de internamiento masivo en Xinjiang y la servidumbre por contrato de su población enviada a toda China», dijo Mike Pompeo, secretario de Estado de los EEUU.
Al parecer, Trump no exageró al presionar a su aliado Reino Unido para que echara a Huawei de ese país. Esa empresa es un verdadero caballo de Troya en Occidente.

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