Con la excepción de Venezuela, el desempeño económico de Argentina es el peor en Suramérica y la respuesta de su presidente a la pandemia es tan mala como la de Nicolás Maduro.
La pandemia va a dejar a Argentina quebrada, endeudada y muy probablemente con hiperinflación. Si las mayores economías del mundo se resintieron, lo de el país del cono sur de es de pronóstico reservado.
En una entrevista, el economista argentino Carlos Rodríguez soltó varias frases, como dardos, para explicar lo mal que está la situación de su país. Para él, más que en un túnel, la economía argentina se encuentra en un laberinto.
Si ya Argentina venía arrastrando problemas durante los dos últimos años de Macri, la pandemia vino a empeorarlo todo. Pero, realmente no es la enfermedad lo que ha hecho los mayores daños. El problema es el enfoque que tomó el presidente Alberto Fernández para abordar la situación.
Y el enfoque es que no hay enfoque. Rodríguez, señala que el horizonte del gobierno de Fernández son estos 17 días de prórroga al aislamiento obligatorio que ocuparán más de la mitad del mes de julio.
El otro horizonte que tiene el presidente, es el acuerdo con los acreedores de la deuda, como si eso implicara el fin de todos los problemas económicos, dijo.

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«En este momento Argentina es cautiva del Conurbano. Del temor del que el virus se expanda de manera incontrolable en el Gran Buenos Aires y no haya capacidad de dar asistencia médica. Y esa es la base del partido gobernante», subraya.
Alberto Fernández, recuerda Rodríguez, dijo que necesita un Plan Marshall, pero el economista cree que una gran cantidad de dinero en manos del Ejecutivo solo serviría para gastarla en los planes de asistencia y el país quedaría, al final, cuando se acabara el dinero, en la misma apretada situación que está ahora pero con mucho más dinero con pagar.
Pero, a Argentina, que está en default desde finales de mayo, no tiene quien quiera prestarle dinero.
Y peor aún, en el mundo de las finanzas internacionales nadie tiene confianza en el país. La economía que cayó´26% en abril, y que el FMI estima cerrará el año con una contracción de más del doble que el promedio de Latinoamérica. En ese contexto, con el fantasma de la COVID-19 acechando, al gobierno se le ocurrió comenzar lo que parece un ciclo de expropiaciones en el siempre prolífico sector del campo argentino.
Solo queda esperar que llegue la hiperinflación.
¿Cuándo será? Es algo totalmente impredecible pero la sobra que indica que se acerca ya se ve. Con una economía en caída libre, la única respuesta de Fernández ha sido la emisión para mantener los planes de asistencia Una tormenta perfecta para acabar sumir al país es una crisis gravísima..
Equipo de Redacción. Econintech.org
Con información de Cronista.

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