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Una de las actividades más nobles que el ser humano ha realizado es el arte de enseñar, tanto así, que sobre este tema se han desarrollado un sin número de teorías buscando entender el complejo papel que juegan los docentes en cualquiera de los niveles educativos en que se desenvuelvan. A tal efecto, “enseñar” puede ser considerado como el proceso de introducir en la mente de una persona algún cambio duradero que afecta su conducta, dicho cambio debe ser verificado con los resultados observables y medidos en forma cualitativa y cuantitativa.
En otras palabras, enseñar puede ser representado fácilmente en el acontecimiento donde el más grande maestro de la humanidad, Jesús enseñaba a sus discípulos la parábola del sembrador, diciéndoles: un sembrador salió a sembrar y parte de la semilla cayó junto al camino y las aves se las comieron, otra parte cayó en los pedregales donde no tenía buena tierra y otra parte cayó en espinas y estas la ahogaron y no dio fruto, pero una parte cayó en buena tierra y creció y dió buen fruto y se multiplicó. Estos evangelios pueden servir para ilustrar el rol que desempeñan los docentes, sembrar en buena tierra para multiplicar el conocimiento y la creatividad en beneficio de la sociedad misma.
En ese orden de ideas, John Dewey, considerado por muchos, el primer filosofo del siglo XX de los Estados Unidos de América, creía que la meta primordial de la enseñanza debía ser el mejoramiento de la inteligencia a través de sembrar el ánimo en los estudiantes para que participen en la búsqueda activa de su propio proceso de aprendizaje, este pensamiento junto a las bases de la educación progresiva consideraron al docente como un gran líder, y jamás como un capataz, con una personalidad que permita despertar los dotes creadores del educando mediante la motivación constante por el aprendizaje, dando paso a un lema que ha perdurado durante décadas, “Aprender haciendo.”
Lo tratado en los párrafos anteriores, permite afirmar que aquellos docentes que deseen tener éxito en la enseñanza del emprendimiento deben convertirse en verdaderos motivadores del proceso que lideran, transformando los salones de clases en hermosos espacios para el desarrollo de la creatividad, tal como lo planteaba el profesor J. Timmons en el Symposium For Entrepreneurship Educators in Venezuela. Para este incomparable profesor, el docente de emprendimiento tenía que ser un sembrador capaz de multiplicar la enseñanza, por eso al inicio de las actividades pedía a los asistentes del Symposium que recordaran y seleccionaran a los profesores que tuvieron durante su vida de formación académica. Luego solicitaba a los participantes que mencionaran las palabras claves para describir a los profesores que marcaron negativamente su formación académica: aburridos, arrogantes, humillantes, degradantes, irresponsables, egoístas, mediocres, sin creatividad, lentos al hablar, pedantes, repetitivos y pare usted de contar, eran lo que llegaba a la memoria de los asistentes al evento.
Del mismo modo, los buenos profesores que marcaron la vida favorablemente de los asistentes, eran recordados como llenos de pasión por ensenar, amor por los estudiantes, comprensivos, creativos, siempre de buen humor, enérgicos, dinámicos y como llenos de cosas mágicas. El docente que desee enseñar el emprendimiento debe procurar estar en esta lista, para eso debe mantener un plan diario con ideas para la acción, definiendo siempre la estrategia para la próxima clase, sintiendo la necesidad de desarrollarse con la docencia, crecer con ella y cambiar constantemente al menos un 25 % de la estrategia pedagógica para cada lapso.
Así mismo, en aquel citado evento surgieron otros comentarios sobre la educación para el emprendimiento, concluyendo que la enseñanza tradicional se basa y se concentra en los contenidos, mientras la docencia para el desarrollo de la capacidad emprendedora se focaliza en convertir el salón de clases en espacio para el choque positivo de ideas, para escuchar y para debatir puntos de vista. Por lo tanto, el docente debe definir su propia forma de enseñar y lanzarse en ella con pasión para desarrollar su propia filosofía del pensamiento docente. Algo parecido a lo tratado en la película “La Sociedad de los Poetas Muertos” donde el Profesor John Keating en la enseñanza de la Literatura en la Academia Welton, cambia en forma creativa la manera de enseñar la poesía y busca enfrentar a los estudiantes con su mundo interior, tratando de extraer la medula de la vida en cada frase poética. Pero a este tema se hará referencia en la próxima parte. “Carpe Diem”, aprovecha el momento. “Cojed las rosas mientras podáis, veloz el tiempo vuela, la misma rosa que hoy admiras mañana estará muerta.”
Por Joel Alberto Torrez.
Bibliografía
Lambing, P y Kuehl Ch. (1998). Empresarios Pequeños y Medianos. Person y Prentice Hall. México.
Harvard Business Review. (1999). La Iniciativa Emprendedora. Ediciones Deusto S.A. España.
Timmons j. y Spinelli S. (2007). New Venture Creation. Entrepreneurship for 21st Century. McGraw-Hill.

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