Lo expresado en este artículo es opinión de su autor; no necesariamente refleja la opinión de Econintech.
El pensamiento de Albert Einstein fue de una extraordinaria tenacidad, siendo muy joven se percató de futilidad de las esperanzas y anhelos que persiguen la mayoría de los hombres a través de la vida, en un inmenso mundo que existe independientemente de ellos, lleno de enigmas y parcialmente accesible a su inspección y al pensamiento humano. Pero saber pensar es un acontecimiento mucho más profundo que crear simples imágenes en la memoria, ni aun cuando esas imágenes forman series que provocan la aparición de otras. El arte de saber pensar radica en buscar una imagen que se repite y en virtud de su recurrencia se convierte en un elemento ordenador que conecta entre sí, series que en un primer momento no mostraban relación alguna y que más tarde se convierten en experiencias que abarcan todos los sentidos y se tornan comunicables. Según el profesor Einstein, del saber pensar surge un enunciado correcto cuando dentro de su sistema lógico, está deducido de acuerdo con las reglas aceptadas y tiene contenido la verdad según su certeza y completitud de su posibilidad de coordinación en relación a la totalidad de la experiencia humana.
Así surgió la teoría de la relatividad, para explicar aquellos fenómenos físicos que son difíciles de enumerar y de percibir por sí mismo, pero principalmente los relacionados con el tiempo y el espacio absoluto explicados por Newton en su magistral Ley de Gravitación Universal. Pero, ¿sucede lo mismo en las ciencias sociales, económicas y las ciencias del comportamiento humano,? se podría afirmar que si el profesor Einstein estudiara economía, tal vez llegaría a decir que “desde el punto de vista económico, en este mundo todo es relativo, por eso, Dios no juega a los dados con la economía.” Es tanta la relatividad del mundo, que hasta la propia teoría de relatividad, es relativa, por eso Comas y Solá, oponentes a esta teoría, escribieron alguna vez que la teoría de la relatividad no tiene el menor valor práctico dentro de la vida humana, ya que ni el comercio, ni la industria, ni las ciencias aplicadas pueden experimentar con ella.
Las reflexiones anteriores surgen, involuntariamente de la lectura del libro: Por Qué La Libertad, del Dr. Palmer y del hecho de pensar, si todo es relativo, el liberalismo también es relativo. Ahora bien de acuerdo al Dr. Palmer, ser liberal significa respetar la libertad de todos, respetar el derecho de los demás, aunque no estemos de acuerdo con sus acciones, es buscar la mejora de la humanidad a través de la libertad de empresa y las personas que trabajan juntas, inventan, crean, ahorran, invierten, compran y venden sobre la base del respeto a la propiedad y a la libertad. Entonces viene la pregunta siguiente ¿Si existen modelos ideales de gobernar al mundo, por que surgen en el vaivén de la vida gobiernos absolutistas? La respuesta parece ser un absurdo absoluto que supera al sentido común y que conduce a afirmar que las bases que sustentan a la teoría de la relatividad pueden servir de impulso a una aplicación práctica del liberalismo.
Del mismo modo se puede afirmar, que los liberales saben pensar y definen sus bases teóricas en forma coherentes, además, los liberales están convencidos que el poder político debe tener límite y se debe trabajar para establecer esos límites, logrando que las personas en el ejercicio del poder también se sometan al estado de derecho, es decir, controlar a los controladores. En este contexto, el profesor Einstein proponía un gobierno de orden mundial como único camino hacia la paz, estableciendo una constitución global para orientar las acciones de ese gobierno del mundo, pudiendo inclusive intervenir a cualquier país donde una minoría domine a la mayoría. Pero lamentablemente, esta idea del profesor también fue relativa y muchos la ridiculizaron, es decir, todo depende del ojo del observador en un tiempo y en un espacio relativo.
Para el Dr. Palmer “el liberalismo ofrece un proyecto intelectual, una manera de entender y relacionar ideas importantes entre sí, y un proyecto práctico, la realización de un mundo de libertad, justicia y paz.” Para el profesor Einstein, sin esa libertad no habría existido ningún Newton, Galileo, Mendel, Pasteur o Faraday, solamente en una sociedad libre se puede crear las invenciones y los valores culturales que hacen que la vida sea para el hombre moderno digna de ser vivida. Estas dos verdades parecen ser absolutas y nunca relativas. Cuánta alegría hubiera generado al mundo ver a Einstein estudiando economía.
Por Joel Alberto Torrez.
Bibliografía
Michelmore, Peter (1968). Einstein perfil de un Hombre. Nueva colección labor.
Barcelona. España.

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