Un mínimo repunte de la actividad económica ocurre en Venezuela muy a pesar de las 1.000 horas anuales que tiene que pasar una empresa haciendo trámites para el estado según el Índice de Burocracia del Centro para América Latina Atlas Network.
En los últimos dos años, incluso a pesar del golpe que significó la pandemia de COVID-19 para las economías, desde Venezuela llegan imágenes y noticias aparentemente alentadoras. Restaurantes y tiendas abastecidas con productos importados generan una impresión de prosperidad. Esa idea permea en redes sociales y se instala como un discurso dominante.
Sin duda, el libre uso de del dólar en las transacciones comerciales sí ha dado alivio a una porción de la población. La moneda estadounidense inyectó oxígeno a una parte de la economía. Un dato puede servir como una confirmación de ese hecho. Por ejemplo, la mejora del consumo privado en el país representa claramente esa mejora en la calidad de vida. En 2021, ese indicador mostró una recuperación del 3%
El portal venezolano Crónica Uno reporta un informe de la consultora Focus Economics para América Latina muestran que ese repunte estaría acorde con la recuperación de la economía del país. El producto interno bruto (PIB) del país habría rebotado un 4% el año pasado. Pero a ese número, que representa buenas noticias, hay que matizarlo y ponerlo en contexto.
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¿A quiénes beneficia la recuperación»?
La misma firma indica que Venezuela perdió el 80 % del tamaño de su PIB entre 2013 y 2020. Y el consumo privado cayó de forma consecutiva durante seis años. Nada más en 2020, su contracción fue del 26,8 %. El año anterior, en 2019, esa cifra fue -31,2 %. Hay otros datos que confirmarían que la recuperación apenas roza a una mínima parte de la población
El economista José Manuel Puente afirmaba recientemente que las leves mejoras que se han visto en Venezuela no alcanzan a al 93% de la población. Decía que había una gran brecha también entre los salarios públicos y los privados. Un dato en particular retrata el tamaño del agujero en el que está la economía venezolana. De acuerdo con Puente, al país suramericano le tomaría hasta 30 años volver a tener un salario mínimo equivalente a 500 dólares.
Otra cosa es que una gran mayoría de venezolanos sigue afectado por la deficiencia o cuando no la inexistencia de servicios públicos. Muchos continúan sufriendo interrupciones de la energía eléctrica con frecuencia diario. Pero, las familias y empresas venezolanas han encontrado paliativos o simplemente han incorporado los «cortes de luz» como algo natural.
No hay agua, no hay gasolina, no hay luz
Otro caso es el acceso al agua potable en los hogares. El Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos, detectaba en septiembre de 2021 que un 59,3% de las familias venezolanas recibía el servicio de agua, en promedio, durante 5 horas al día. Otro 20,1% que lo recibía entre 4 y 2 horas y el 8,7% 1 hora o menos. Este estudio abarcó encuestas en 12 ciudades venezolanas.
A eso se suman la carencia generalizada de gas doméstico, gasolina y diésel. Aunque también vivieron mejoras en 2021 su abastecimiento está muy lejos de ser óptimo. Aunque Maduro ha anunciado que PDVSA podría producir 2 millones de barriles de petróleo en 2022, la realidad no acompaña ese pronóstico. A finales de 2021, PDVSA anunció que había llegado a extraer un millón de barriles de crudo en un día. Aunque todo indica que se trataría más un artilugio propagandístico y la producción de petróleo del país está más cerca de los 600 mil barriles al día.
Las preocupantes mediciones sobre Venezuela
Y pocos cambios pueden esperarse en Venezuela cuando el país continúa haciendo todo fundamentalmente mal. Dos índices internacionales delatan que la administración de Maduro no ha tomado ni una sola medida positiva. Es verdad que ahora hay algo de espacio para que florezca cierta economía privada. Pero esas condiciones no son suficientes para atraer inversiones extranjeras que necesita el país.
Y la magnitud de esas necesitadas inversiones es de consideración. El economista petrolero Rafael Quiroz le dijo al portal Descifrado que recuperar la industria petrolera amerita una inversión mínima de 250 mil millones de dólares. De esa manera, en 10 años, se podrían llegar a producir cerca de 3 millones de barriles diarios.
Pero quién invertiría en el país dónde es más difícil hacer negocios. O en donde no hay libertad para invertir. Venezuela volvió a ocupar los últimos lugares en el Índice de Libertad Humana del Instituto Fraser. De acuerdo con esa organización la libertad económica «existe cuando hay comercio o intercambios voluntarios, competencia, escogencia personal, y protección de individuos y su propiedad”. En el año 2021 Venezuela fue solo superada por Siria como el país menos libre del mundo.
Y, por si fuera poco, un emprendedor en Venezuela, enfrenta serias dificultades a la hora de lidiar con todo lo que le exige el estado para funcionar. En promedio, una empresa tiene que pasar más de 1.000 horas al año haciendo trámites. Así lo determinó el Índice de Burocracia en América Latina 2021. Ese estudio fue elaborado por el Centro para América Latina del Atlas Network.
Crédito foto principal: Adriana Loureiro Fernández/The New York Times)

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