La verdadera riqueza de los países
Cuando pienso en “Países ricos y países pobres” vienen a mi mente dos dichos populares. Uno de ellos es “Cada sociedad tiene el país que se merece”. El otro muy parecido es “Cada país tiene el gobierno que se merece”. Ambos decires son duros, fuertes de digerir. Nadie quiere ser, ni merece vivir en la pobreza. Tampoco quieren un gobierno que los limite y les dirija la vida con un paternalismo exagerado, que los llevará a la pobreza extrema, aun cuando sus líderes finjan preocuparse por su bienestar. Lamentablemente el mundo es así, siempre habrá países ricos y países pobres.
Dejando a un lado aquellas variables que escapan del control del ser humano, como los desastres naturales, efectos del cambio climático, conflictos bélicos y violencia que pueden llevar a una situación de pobreza, cada individuo es responsable de la búsqueda de su propio bienestar. Para ello debe desarrollar además de valores, su inteligencia, habilidades, destrezas y talentos que Dios le dio. Es bueno recordar, que para los creyentes hay un mandato en la Biblia, específicamente en el Génesis que dice: “con el sudor de tu frente te ganarás el pan de cada día…” Esto quiere decir que el bienestar, el confort, la riqueza se cultiva con el esfuerzo, la dedicación y el trabajo. Para ello hay que prepararse.
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¿Dónde se inicia esta preparación? La respuesta es fácil: en la familia. En el seno familiar se comienzan a cultivar en el niño el respeto, ética, amor al trabajo y demás valores, que se espera sean afianzados en las diferentes etapas escolares, donde además se le brindarán los conocimientos pertinentes a cada etapa educativa. La transferencia e innovación por medio de estos conocimientos en la solución de problemas de su comunidad, así como la producción de bienes y servicios le harán un emprendedor, dándole un lugar de importancia en la sociedad. Es decir, el niño ya hombre, tendrá un propósito de vida, de significancia, de utilidad en su sociedad.
El papel de la familia, de la escolaridad, así como de las otras instituciones que el niño frecuente lo marcarán en su actuación futura. Es en esta vía que se debe trabajar. Se debe desarrollar en el niño confianza en sus capacidades, ayudarlo a superar las limitaciones y motivarlo continuamente en su crecimiento y en la búsqueda de bienestar.
Una sociedad caracterizada por el comportamiento ético, el respeto a las leyes y normas, el respeto a los derechos de los demás, el amor al trabajo, el deseo de superación, así como la responsabilidad en sus actuaciones, puntualidad, práctica del ahorro, entre otras, es lo que marca la diferencia entre un país rico y un país pobre. La mentalidad abierta, la actitud positiva de sus ciudadanos y los valores que les sirven de guía, hace que en los países ricos su gente no espere que un gobierno les resuelva las necesidades básicas de alimentación, vivienda, vestido y educación. Saben que los políticos ofrecen muchas cosas, a sabiendas que no pueden cumplir. Saben que cada individuo es el artífice de su propio destino, el responsable de su bienestar y el de su familia. Todo esto redunda en el desarrollo y progreso del país al que pertenecen.
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Con esta formación y comportamiento, es lógico pensar que sus líderes querrán mantener el desarrollo y progreso de su país. Por ello son líderes con visión de futuro, que piensan en el bienestar de las próximas generaciones. En los países pobres, los políticos tienen una visión a corto plazo, su interés es ganar unas elecciones a como dé lugar y mantenerse en el poder. Los conflictos bélicos, la violencia, la inestabilidad social y la corrupción son características comunes.
Es difícil que estos líderes se interesen en dar educación de calidad a sus ciudadanos y mucho menos darles confianza en sus capacidades para que logren su independencia económica y bienestar. Necesitan gente sumisa, conformista y dependiente para mantenerse en el poder.
La riqueza de un país es su gente, ciudadanos educados, preparados, con actitud positiva hacia el trabajo, con deseos de superación. La posesión de recursos naturales que tienen algunos países no ha marcado su riqueza. Muchos de ellos son pobres, por haber sido administrados por líderes sin visión de futuro. Mientras que hay países que sin poseer recursos naturales, han alcanzado niveles de riqueza elevados. Caso específico es Suiza que sin ser productor de cacao, elabora y exporta el mejor chocolate del mundo. Entonces amigo lector ¿en qué país vive usted, en un país pobre o en uno rico?
Por Neley Rueda Ramírez, Ph D.

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