Libertad económica plena para poder emprender.
En una sociedad libre las personas gozan de sus derechos naturales, pero a su vez, tienen el deber de respetar el derecho de los demás.
La base fundamental del bienestar generalizado radica en reglas que garanticen el derecho a la vida, a la libertad y a la prosperidad.
Esto permite afirmar que la libertad económica es la base principal del emprendimiento y de la prosperidad social.
Además, sin libertad económica plena, toda iniciativa privada está sujeta a mucho riesgo y como consecuencia una desmotivación constante para desarrollar valor por los emprendedores.
Estos postulados tienen múltiples evidencias a escala global, sin embargo, un gran número de gobernantes no terminan de entender que no puede ser responsabilidad del estado la generación de empleos, tal como lo afirma Nolutshungu, es su artículo “Juntas, la libertad política y la libertad económica realizan los milagros de la humanidad” en el cual expone que para que el empleo sea sostenible debe ser creado por el sector privado.
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Por lo general los empleos generados por el gobierno se sustentan en los impuestos, por lo tanto, son insostenibles y sin ninguna implicación económica beneficiosa.
De lo expuesto anteriormente se desprende, que es el sector privado junto a la iniciativa individual emprendedora los entes encargados de generar riquezas.
En cambio, cuando un emprendedor comienza un negocio, los bienes que ofrece en forma libre al mercado, le van a generar una ganancia y por lo tanto experimentará cierta prosperidad para él y para sus clientes, pues esos bienes pueden permitirle satisfacer sus necesidades básicas, pero a su vez pueden servir de insumos al ser transformados en nuevos bienes que salen al libre mercado.
Por ello, es necesario que los gobiernos de turno promuevan la libertad económica de los productores y consumidores sin ningún tipo de intervencionismo ni interferencia.
Esa libertad lleva implícita una reducción del desempleo y con esto la gente mejora su nivel de educación, su salud y su calidad de vida.
De aquí se puede derivar, que Nolutshungu afirme que estos principios funcionan en todas las economías, es decir, la prosperidad de la sociedad está en relación directa con el grado de libertad económica y de alguna manera ésta responde en la misma dirección de una libertad política. Es decir, la prosperidad de la sociedad está de acuerdo al nivel de libertad económica que los sistemas de gobierno puedan brindarle al desarrollo de la iniciativa privada.
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Ahora bien, los sistemas de gobierno con menores índices de libertad económica mantienen un nivel de pobreza mayor y un rango de desigualdad de mayor magnitud, sin embargo, son especialistas en culpar a otras circunstancias de los principales problemas de la sociedad, tal es el caso del coronavirus, que apareció a nivel mundial en el año 2020.
Esta pandemia permitió, dejar al descubierto grandes dificultades que brotaron súbitamente dejando ver la cruda realidad en muchos lugares del mundo.
Así mismo, es probable que los países con economías controladas e intervenidas les resulte cuesta arriba favorecer el proceso de normalización después de la pandemia.
Para concluir es necesario resaltar el comentario de Nikinov, en su artículo publicado en el libro La Moralidad del Capitalismo, la igualdad de derechos básicos, que incluye la libertad de intercambio, es necesaria para los mercados libres en dónde los emprendedores puedan ofrecer sus propuestas de valor y como tal generar ganancias y éstas a su vez van a ser el mecanismo para fomentar un mayor nivel de prosperidad en la sociedad. El que tenga ojos que vea.
Por Prof. Joel Alberto Torrez
Bibliografía.
Atlas Network. (2020). La Moralidad del Capitalismo. Elcato.org.

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