Vive Venezuela una de sus peores crisis económica, política y social de los últimos años, en ese contexto, los emprendedores deben afrontar ciertos dilemas para mantener la esperanza de ver florecer y dar frutos a las iniciativas empresariales que han soñado construir en esta hermosa tierra que, hasta hace algunos años, representaba un paraíso para cualquier soñador.
El emprendedor venezolano, como todo ser humano que habita en el país, se ha visto en la necesidad de mirar y percibir un ambiente de cambios bruscos y de constantes turbulencias que prácticamente le mantienen en una marcada zozobra por abrirse paso en las condiciones menos favorables que le ha tocado vivir.
En esa percepción influyen de forma directa las experiencias propias y dilemas de cada individuo para captar la esencia que el ambiente le presenta.
Esa percepción fue entendida desde hace muchos años como el proceso de asociar nuevas ideas con las ya existentes en la mente de cada persona.
En ese sentido, ya desde finales del siglo XVIII, Johann Herbart, consideraba a la mente humana como un campo de batalla entre pensamientos enfrentados constantemente.
Para este autor, la mente humana es un conjunto de estados mentales y estructuras activas de la mente que se asocian para producir nuevas experiencias.
Cada idea en la mente de una persona pasa al centro de la conciencia y se esfuerza por permanecer allí como estructura dominante, tratando además, de relacionarse con otras ideas para apoyarse como un equipo de trabajo y permanecer en la mente consciente y en caso contrario, hundirse en el subconsciente por largo tiempo.
Tomando como base esta vieja teoría de la percepción, los emprendedores ven el entorno de acuerdo con su propia estructura de estados mentales y de estas experiencias toma las decisiones que lo impulsan hacia la acción en busca de oportunidades.
Ese proceso decisorio le permite seleccionar entre dos o más opciones alternas para lograr alcanzar un fin y la meta determinada que se ha propuesto.
De interés: Actúa y se valiente: ¡Emprende!
En otras palabras, la base del éxito o el fracaso de una idea de negocio van a depender del conjunto de decisiones secuenciales que los emprendedores enfrentan en su día a día y que en la mayoría de los casos, en un ambiente cambiante y turbulento como el venezolano, es un proceso sumamente complejo, que muchas veces conduce a la solución del problemas poco frecuentes que ameritan una vigilancia permanente, de lo contrario una mala decisión puede conducir al peor desastre a una nueva empresa, acabando con los sueños y las ilusiones de los futuros empresarios.
De lo anterior se puede concluir, que los emprendedores por lo general viven enfrentado complejos dilemas, asumiendo retos y participando en procesos decisorios de gran repercusión para los nuevos negocios, en países como Venezuela la cosa es mucho más grave, esto se debe precisamente a la dinámica y complicada situación económica, política y social que como país le ha tocado enfrentar en las últimas décadas, las cuales hacen sentir la sensación de que cada día se amanece en un nuevo lugar, con problemas distintos en cada mañana y con la percepción de que caminamos con pasos agigantados hacia un colapso total de la sociedad, pero gracias a mí Dios Bendito no será así.
Ahora bien, los emprendedores en Venezuela no se rinden ante estos dilemas, no desmayan, no abandonan, no pierden esa chispa de luz que llamamos esperanza.
Todo lo contrario, cada día observamos el nacimiento de pequeños negocios y unidades económicas que brotan casi de la nada, que surgen de los sueños de una madre y de las ansias de algún padre por evitar que sus hijos se marchen a otras latitudes aún más complejas e inciertas.
Sin embargo, lamentablemente muchos venezolanos no encuentran ese camino y se van a otra parte con las esperanzas en sus morrales y en sus maletas.
Sí, tal vez aquella vieja teoría de Herbart y sus estados mentales, estén haciendo percibir a muchos venezolanos que esta bella tierra se esté pareciendo al famoso Titanic y que navega sin solución hacia un témpano de hielo voraz que lo hará colapsar más temprano que tarde.
Nosotros creemos que tenemos un país de las mil y una oportunidades que aparecen en cada día ante los ojos de quien las pueda ver.
Los ojos de la inteligencia y la percepción de Herbart deben visualizar el contexto que todo emprendedor tiene derecho a una economía de libre mercado.
Por eso nos atrevemos a decirles a los políticos: El que tiene ojos que vea.
Bibliografía
Bigge, M. L. y Hunt M.P (1975). Bases Psicológicas de la Educación. Editotila Trillas. México.
Robbins, S. y Coulter, M. (2005). Administración. Pearson. Prentice Hall. Octava edición. México.

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