Lo expresado en este artículo es opinión de su autor; no necesariamente refleja la postura de Econintech.
Al ofrecer talleres sobre Emprendimiento a estudiantes de Educación Media, Universitaria y a diferentes grupos de la sociedad civil, a través de Econintech y el Decanato de Ciencias de la UCLA, se incluye una breve introducción sobre la Motivación al Logro, variable indispensable al querer alcanzar una meta factible, importante y útil para una potencial clientela en un corto, mediano o largo plazo.
Al compartir las experiencias de estos talleres con la colega Ada Scrocchi, varias veces hizo la sugerencia de no olvidar el papel que juega el Grado de Elaboración Lingüística en la Eficiencia Personal, tópicos en los cuales ella ha hecho investigación. Esto me hizo pensar en mi trabajo como docente, donde he observado que los estudiantes que sobresalen en su rendimiento académico poseen un buen nivel de comprensión lectora, riqueza de vocabulario y facilidad de expresión oral y escrita. Además, reflejan seguridad, dominio en lo que expresan y podría decirse un buen nivel de autoestima. Por su parte, los estudiantes que no tienen estas habilidades se muestran inseguros, no se comunican eficientemente ni en forma oral ni escrita y su rendimiento es bajo. Es fácil pensar y afirmar que las habilidades lingüísticas, afectan al individuo en su capacidad comunicativa, rendimiento y personalidad.
Esta situación me hizo querer revisar el significado de Grado de Elaboración Lingüística, variable ampliamente estudiada e investigada durante muchos años por Morales de Romero, N. (1992). Ella conceptualiza el Grado de Elaboración Lingüística como “la variedad de estrategias lingüísticas (léxicas, sintácticas y semánticas) disponibles (comprensibles, productivas y juzgables) para un sujeto en diferentes situaciones sociolingüísticas (hogar, escuela, trabajo, grupo de pares, sociedad en general) y realizables por medio de diversas modalidades (escuchando, hablando o escribiendo)” (p.17).
Seguidamente la autora hace un amplio análisis de las dimensiones que abarca esta variable. Sin embargo, para efectos de este trabajo se extraerán y comentarán sucintamente, los aspectos más resaltantes de dichas dimensiones, que deben ser tomados en cuenta por las personas en sus actividades diarias, al hacer uso del idioma, en cualquiera de sus modalidades y en cualquier situación social. La idea es sembrar en el lector la importancia que tiene la adquisición, disponibilidad y eficiencia en el uso de las estrategias lingüísticas como una manera de asegurar el éxito en sus comunicaciones y relaciones interpersonales.
La elaboración lingüística implica una gradación, que puede ubicarse en una línea continua, que va de un grado de elaboración lingüística bajo (GELBA) a un grado de elaboración lingüística alto (GELA) y viceversa. Explica la investigadora, que la persona GELA puede adaptar su lenguaje a la situación lingüística y social en que se encuentre. Esto quiere decir que en el caso de un docente GELA, al trabajar con niños de educación primaria, adapta su lenguaje a ese nivel, mientras que al trabajar con estudiantes universitarios, su lenguaje será más académico y sofisticado. Cuando comparte momentos de recreación con sus hijos y familia, su lenguaje será informal, sencillo y menos elaborado. Por su parte una persona GELBA, no hace estas diferenciaciones al dirigirse a grupos distintos. No percibe en ello la posibilidad de éxito en sus relaciones interpersonales. Eso está bien, dice la autora, cuando se está en actividades con los pares, pero no es aceptable cuando se está en un congreso, dirigiéndose a un superior, o cuando se es jefe. Allí tiene que ser más elaborado, preciso, formal y en algunos casos, técnico. De lo contrario se corre el riesgo de ser considerado no apto e inseguro para su cargo.
Al hablar de estrategias lingüísticas, se refiere a la combinación ilimitada y eficiente de las palabras o ítems para resolver las situaciones que se presenten, con competencia. Dentro de las estrategias lingüísticas menciona las fonológicas, las léxicas, las sintácticas y las semánticas. Las estrategias fonológicas corresponden a los fonemas o familia de sonidos, que combinados conforman las palabras dentro de un idioma. Además de los fonemas están la entonación, la acentuación, la velocidad de pronunciación, tono de voz y longitud vocal. Todos ellos juegan un papel determinante al momento de transmitir un mensaje. Por ejemplo, se debe saber elegir el tono de voz adecuado,, para mantener la atención, no cansar o provocar rechazo en los oyentes; usar la entonación requerida para convencer al público, el pronunciar bien las palabras para no cortar el mensaje son requisitos para una efectiva comunicación.
Las estrategias léxicas incluyen la cantidad de vocabulario o de palabras diferentes, que posee una persona y que puede emplear, adecuada y oportunamente, en un momento determinado. La riqueza o no de vocabulario es afectada por las oportunidades educativas y experiencias enriquecedoras como el gusto por la lectura, los viajes y relación con personas instruidas. Algo importante de resaltar, dice Morales de R., es que en la investigación nacional, la inteligencia no-verbal y la verbal, medidas en términos de vocabulario, resultan relacionadas con el estatus social. No obstante, una persona con un nivel normal de inteligencia, puede llegar a desarrollar su vocabulario, independientemente de su nivel social y de su edad.
Las estrategias sintácticas se refieren a la habilidad y posibilidad que tiene la persona que habla, de combinar las palabras que conoce, en oraciones gramaticalmente aceptables y que transmiten un mensaje de manera exitosa. Un riesgo que se corre en este aspecto es el caso del comunicador que no expresa la oración completa, o que da como implícitos algunos pensamientos no expresados en sus oraciones. Es el caso de los estudiantes que alegan el haber querido decir algo en sus escritos, pero no están expresos. Esto hace que la comunicación no sea clara, completa y exitosa.
Las estrategias semánticas se refieren a la disponibilidad de significados que una persona puede manejar. Acá entran en juego las estrategias fonológicas, las léxicas y las sintácticas, así como los simbolismos y operaciones abstractas del pensamiento humano y los símbolos y significados culturales.
Según la investigadora, la disponibilidad de estrategias significa la existencia de un repertorio de sonidos, palabras, frases y oraciones, que las personas comprenden bien, cuando las oyen o leen, pero al mismo tiempo, pueden producir sonidos, palabras, frases y oraciones en forma oral o escrita y pueden juzgar, sonidos, palabras, frases y oraciones, como gramaticalmente adecuadas o no. Estos tres procesos cognitivos, comprensión, producción y juicio gramatical, hacen posible el acceso y uso de las estrategias lingüísticas cuando el hablante requiera responder a una situación sociolingüística. Esto quiere decir que, si al oír un discurso, o leer un texto, no se comprende el significado de determinadas palabras, no habrá producción de respuesta alguna, ni juicio gramatical al contenido del mismo. Es lo que sucede cuando una persona es analfabeta o tiene un grado de elaboración lingüística muy bajo.
Las condiciones sociolingüísticas, por su parte, exigen al hablante considerar las características sociales, psicológicas y lingüísticas de los diferentes grupos sociales y situacionales con los que se puede enfrentar, como el hogar, escuela, trabajo, grupo de pares. De sus características dependerá el tipo de estrategias lingüísticas que debe utilizar para ser exitoso.
Finalmente, las estrategias lingüísticas de las que disponga una persona, tienen su aplicación en cualquiera de las cuatro modalidades siguientes: escuchar, hablar, leer y escribir. Habrá asertividad, eficiencia y éxito en estas modalidades si se tiene un grado de elaboración lingüística alto. De allí la importancia de la educación, gusto por la lectura y otras experiencias enriquecedoras para el desarrollo de esta variedad de estrategias lingüísticas.
Por Neley Rueda Ramírez, PhD

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